domingo, 28 de agosto de 2016

La venganza de una muerte

Hace muchos años -cuatro exactamente- ocurrió un hecho terrible. Una historia de un asesinato en Argentina, justo en el hotel donde yo me hospedo todos los veranos.
           Estaba en el restaurant del hotel cuando de repente tropecé con un hombre. El estaba con una mujer que parecía su hija pero después de haber visto como actuaban me di cuenta de que era la novia. Resultaba raro porque ella era mucho más joven.
           Al día siguiente yo no paraba de pensar en el. Esa mañana, cuando desayunaba en el bufet del hotel, vi al mismo hombre con su novia. Después de estar minutos pensando, me decidí a hablar con él.
           Me dijo que su relación con su hijo Facundo era muy fuerte y que nada los podía separar. Que el mejor amigo de Facundo, Jorge, le parecía medio raro, como que ocultaba algo. Lo último que me dijo es que se llamaba Pablo y que quien lo acompañaba era Andrea, su novia.
            Todas las semanas lo estuve viendo pero nunca más hable con él. En mi último día en el hotel, yo escuché a un policía que decía que el día anterior, por la noche habían asesinado a un hombre, lo cual me asustó un poco, después vi a Andrea sola, estaba llorando, en ese mismo instante me imagínelo peor. Fui a hablar con ella y me contó que habían asesinado a Pablo mientras ella estaba afuera del hotel. En ese momento decidí ayudar a Andrea llevándola a su casa.
            Cuando llegamos, apareció un chico con pelo negro, alto y ojos marrones y su lado un amigo, supuse que él más alto era el hijo.
-¿Quién es este?-preguntó Facundo confundido casi atacándome.
-La ayudé a llegar acá- respondí interrumpiéndola.
-Tranquilo, no es malo- dijo Andrea.
-¿Dónde está Pablo?-preguntó el mejor amigo.
-Murió- dije murmurando.
-¿Es una broma? ¿Dónde está?-dijo Facundo enfurecido.
-Murió en el hotel, alguien lo asesinó- dijo Andrea angustiada.
            Después de lo que dijo, todos nos quedamos callados casi seis minutos. Empezamos a hablar y se hicieron las ocho de la noche. En el medio de la conversación Facundo dijo que iba a averiguar quién había sido y si descubria eso se iba a vengar matando a esa persona.
-¿Alguien me ayuda?
            Nadie contestó
-¡Alguien quiere ayudarme!-.
            Al mismo tiempo, Jorge y yo dijimos que sí.
            Tres días después, me llamo Facundo diciéndome que nos íbamos a juntar para ir al hotel así buscábamos pistas. Ese mismo día nos fuimos para allá.
            Cuando llegamos pedimos que nos dieran una habitación cerca de la 221, la habitación donde fue asesinado a Pablo. Con mucha suerte nos dieron la 225. A las 6 de la mañana Facundo dijo que vallábamos a escondidas a la habitación de Pablo para ver si había quedado algún rastro del asesino. Cuando logramos entrar vimos que la habitación era oscura, todo vidrio roto en el suelo, con todas las paredes raspadas, las dos camas desordenadas y una llena de sangre. No habíamos encontrado nada hasta antes de irnos, momento en que Facundo vio un pelo rojo en el suelo.
            Por la mañana fuimos a preguntarle al encargado del hotel si conocía a huéspedes con color de pelo rojo. El nos dijo que había dos nada más. Rápidamente fuimos a buscar a las dos huéspedes pero no encontramos a nadie. Estuvimos pensando qué hacer y a mí se me ocurrió una idea buscar en la ropa que estaba en la valija de Pablo. Jorge dijo que no lo hiciéramos porque no  íbamos a encontrar nada. Sin pensarlo Facundo dijo que busquemos  de todos modos fuimos a la casa de Andrea. Cuando llegamos, nos fijamos en la ropa y vimos que había una huella del zapato del asesino en un pulóver. Ese mismo día nos quedamos en la casa de Andrea toda la noche. Cuando comíamos se me cayó el tenedor al suelo, me agaché para agarrarlo y fue cuando vi que la suela de la zapatilla de Jorge era la misma que la del asesino. Dudé mucho pero al final decidí contarle esto a Facundo, él confió en mí y me dijo que lo iba a matar poniendo veneno en el vino de Jorge. Mientras hablábamos, Jorge sospechó que estuviéramos hablando en secreto.
             Al día siguiente Facundo dijo que ya se había rendido de buscar al asesino y ese fue el momento en el cual él se fue a su casa.
            Facundo me contó que Jorge lo había llamado por teléfono minutos después de que se fuera de la casa de Andrea.
-Facundo, ¿qué pasó? ¿Por qué no queres seguir investigando?-.
-No quiero seguir investigando porque ya supe quién es el asesino-.
-¿Quién?-
- Vos y no digas que no porque lo sé perfectamente.
-Bueno, lo admito pero tengo  una razón.
-Una razón para matar a mi papá.
-Sí, lo maté porque siento una atracción enorme por Andrea y pensé que si lo mataba podía tener una oportunidad. Por favor entenderme y perdóname
- Te confundís Jorge, yo no te tengo que perdonar a vos, vos me tenes que perdonar a mí por poner veneno en tu vino ayer.
-¿Qué hiciste qué?
-Chau, fuiste una gran compañía.
            Tres días después me entere que Jorge no había muerto por el veneno, sino que se había suicidado porque había matado al papá de su mejor amigo por la triste cauda de haber querido estar con una chica a la cual nunca iba a poder tener.



5 comentarios:

  1. Ezekiel, no se encuentra publicada la actividad sobre movimientos migratorios

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  2. Hola, Eze. No publicaste el mito corregido...

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  3. Ezekiel, no están publicadas las dos últimas tareas: movimientos migratorios y bosques nativos

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  4. No se encuentra publicada la actividad en el blog correspondiente al cuadro de ambientes de Argentina

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